martes, 29 de septiembre de 2009

ELLA.

Las estrellas le envidiaban su luz
tan clara como el furor de la luna,
El cielo le sonreía porque causaba
amarla y llenarla de ternura,
así era ella, una excelente criatura.

Lloraba y las nubes se obscurecían
porque les provocaba saber
porque sufría, para derramar también
su llanto y hacerle compañía.

Una mujer tan hermosa como
el lucero de la mañana,
un corazón que guardaba dolor
pero muy limpia y feliz su alma,
ella lo dio todo a cambio de nada.

El destino le jugó una mala pasada
una mujer tan pura como el agua,
tan clara como las olas que corren
por la mar, que dan alivio
pero a veces nos traicionan
y con rabia nos pueden arrastrar,
quitándole la vida
al que más amor le da.

Así era ella, no sabía distinguir,
lo bueno siempre era bueno,
lo malo no debía existir,
Era ingenua, pensaba solo en ser feliz,
buscaba felicidad, nadie podía
hacerle mal, porque el mundo
estaba lleno de sentimientos, de nobleza,
pero el mundo la traicionaba
sin clemencia, sin piedad.

Pájaros que cantan, que vuelan
buscando un árbol para poderse
cobijar, tierra seca esperando
el agua de cristal, para sentir
la humedad, y ella estuvo esperando
por aquel que le diera la dicha,
que la amara de verdad,
besos fingidos, caricias sin calor,
ni amor ni odio, ni ilusión
solo palabras, sucias palabras,
llenas de dolor, que acabaron
con la dicha de aquel inocente amor,
rompiendo toda alegría, solo desilusión,
y así termino esa alma que busco
con mucho orgullo el alimento del amor,
pero se acabo su vida, nada consiguió,
solo que vilmente le destrozaran
con maldad el corazón.


Autora: Carmen L. Rosa.


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lunes, 14 de septiembre de 2009

NUNCA TE TUVE.

Nunca te tuve
Solo a través de la distancia,
Pero te amé y te quise tanto
Que por ti lloré y por ti
al cielo le supliqué.

Nunca te tuve físicamente
Pero de tus besos disfruté,
Porque los sentía por mi cuerpo,
En mi alma y en mi piel.

Nunca te tuve pero de ti me enamoré,
Soñaba contigo,
Y de tus caricias gocé
en tu voz sentía tu presencia
y tus palabras eran la luz de un nuevo amanecer.

¡Cuantas veces tu foto mojé!
¡que dolor cuando con rabia la destrocé!
Ahora ya no te puedo reconocer,
La ilusión se acabó,
Nunca te tuve, ¡que desilusión!
Fuiste mi perdición,
Solo en mi pensamiento tu recuerdo,
Como una maldición.


Autora: Carmen L. Rosa.